Siembra de Cacao una semilla de esperanza, reconciliación y desarrollo comunitario.
Cosechando Paz y Progreso
En la vereda Bocas de San Francisco, municipio de Yondó - Antioquia, se gesta un proyecto que es mucho más que un cultivo de cacao; es una semilla de esperanza, reconciliación y desarrollo comunitario. Con 7.000 plantas de cacao iniciando su producción, esta iniciativa es un testimonio vivo del poder de la colaboración y el compromiso.
Un Esfuerzo Colectivo que Rinde Frutos
Lo que hace este proyecto verdaderamente especial es su modelo de sostenibilidad y el impacto social que genera. Las plántulas iniciales fueron una generosa donación de la Compañía Nacional de Chocolates quienes también han brindado una asistencia técnica asegurando el buen desarrollo del cultivo.
A pesar de que la tierra es arrendada, la verdadera fuerza impulsora detrás de esta iniciativa son sus 37 afiliados, un grupo diverso de campesinos y firmantes de paz de la zona.
Ellos son quienes sostienen el proyecto con su esfuerzo y dedicación. Cada mes, estos afiliados realizan un aporte económico fijo que cubre los gastos esenciales: desde el salario de un administrador que se encarga del mantenimiento y sostenimiento del cultivo (limpieza de maleza, poda, abonado, y supervisión constante), hasta la compra de insumos y otros costos operativos. Este modelo colaborativo no solo garantiza la viabilidad del cultivo, sino que también fortalece el sentido de pertenencia y la autogestión de la comunidad.
Más Allá del Cacao: Un Impacto Social Transformador
El proyecto de cacao en Bocas de San Francisco va más allá de la producción agrícola, su impacto positivo se siente en cada rincón de la comunidad, reafirmando el compromiso de los firmantes de paz con la construcción de un futuro mejor y beneficiando directamente a la población local.
La operación del cultivo ha generado hasta cinco empleos directos para personas de la comunidad, quienes encuentran una fuente de sustento en labores como la recolección de la mazorca de cacao, jornadas de limpieza y el crucial proceso de secado. Estos empleos no solo brindan oportunidades económicas, sino que también fomentan la cohesión social y el desarrollo local.
Este proyecto es un ejemplo brillante de cómo la agricultura puede ser un motor de cambio, tejiendo un futuro de prosperidad y paz en una región que lo anhela. Es la demostración de que, con visión, colaboración y un compromiso inquebrantable, es posible cosechar no solo cacao, sino también esperanza y nuevas oportunidades para todos.